Resumen |
En sintesis nunca en Colombia se ha atentado contra tanto y tantos.
Sin exagerar, y solo atendiendo al verdadero sentido de los hechos, insitamos en lo que se ha dicho, que en Bogotá fuimos capaces de atentar criminalmente contra el Libertador en dos oportunidades, el 28 de julio de 1824 y el 25 de septiembre de 1828.
En ambas, quienes planearon y llevaron a cabo las tareas, no fueron sus tradicionales enemigos con quienes se midió en veinte años de guerra, ni fueron delincuentes que hoy en dia llamariamos comunes. Fueron sus compatriotas, miembros de la sociedad, que era la primera beneficiaria de su obra. Que paradoja. En bogotá nunca se quiso al libertador, el asi lo comprendió y lo asumió.
Todo parece indicar que desde su nacimiento Nariño acusó problemas fisicos que de alguna manera influyeron negativamente en su vida, concretamente en sus estudios, ya que no pudo ser alumno ni del Colegio San Bartolome y aparentemente su educacion debio estar a cargo de algun eminente tutor hasta hoy desconocido.
Por otra parte, ese mismo aspecto de su condicion fisica fue determinante para el desarrollo posterior de la tuberculosis que lo llevo a la tumba, incubada en calabozos infectos y mazmorras imundas, que con la ausencia de las minimas condiciones de salubridad y alimentacion decente, sumadas al dolor y angustia por su familia abandonada padeciendo miseria, humillaciones, y desaires. Por el abandono de quienes fueron sus amigos y la indiferencia de esa élite social santaferelña de la que por derecho hacia parte. |